Se trata del punto más alto del yacimiento. Su emplazamiento elevado permite contemplar la extensión total del yacimiento, desde el sector desaparecido bajo las casas al otro lado de la carretera hasta el cabo, en el que se conservan los restos de una de las torres de la fortaleza medieval y la capilla. Desde aquí se observa el arenal de A Lanzada, que en el momento de ocupación del yacimiento no existía, lo que hacía de este lugar un punto estratégico para el control de todo el tráfico marítimo que, desde el sur, accedía a la ría de Arousa.

El yacimiento siempre se ha definido como un «castro atípico», pues no cuenta con restos de defensas, y en el sector que aquí se encuentra las construcciones dominantes no son las típicas cabañas circulares de los castros; aquí se combinan formas circulares, oblongas o rectangulares. De todas ellas solo hay dos que pueden ser consideradas viviendas: las dos estructuras oblongas emplazadas en la parte central del yacimiento y que pueden datarse en los siglos III-II a.n.e.

Datadas en los siglos III y II por carbono 14, estas estructuras nada tienen que ver con otras galaicas de la Edad del Hierro del noroeste de la península ibérica. Estamos ante los restos de una factoría de salazón, construida y operativa antes de la llegada de Roma a tierras galaicas. Se articula en torno a dos grandes edificaciones, una de planta rectangular, posiblemente un almacén, y otra de planta todavía indefinida en torno a la cual se agrupan pequeñas balsas de arcilla en las que se fabricaban salsas de pescado.

Debajo de casi dos metros de arena de duna se encuentran una serie de estructuras que conforman una agrupación difícil de definir funcionalmente. A priori presenta muchos paralelismos con las unidades familiares que existen en los grandes castros galaicos a partir del siglo II a.n.e., pero la presencia de grandes hornos en su interior y la escasez de restos de elementos de la vida cotidiana en su interior llevan a la arqueología a pensar en un espacio productivo más que en un espacio de habitación.

Superponiéndose a estructuras anteriores, se documenta esta de planta rectangular. Se sabe que fue construida en el siglo IV y que, por lo menos en el siglo V, seguía en uso. Además, vinculados a esta edificación aparecieron tres enterramientos de adultos, datados en el siglo V por carbono 14. Las cerámicas encontradas en su interior (cerámicas de lujo fabricadas en el actual Túnez empleadas en las celebraciones cristianas primitivas) y los enterramientos asociados llevan a la arqueología a definir este edificio como una pequeña iglesia primitiva.