En este espacio tan limitado se superponen muchas estructuras con funcionalidades diferentes. Quizás la más compleja de delimitar sea la villa tardorromana que aquí existía. Desde este punto, puede contemplarse el imponente muro construido con sillares almohadillados que cerraría el espacio en la zona más próxima al mar, tal vez para evitar sus envites. Cronológicamente parece datarse entre los siglos III y IV y no existen paralelos en Galicia para una construcción de estas características.

Se trata de la base de una construcción de planta cuadrangular de dimensiones modestas. La interpretación dada por la investigación arqueológica la relaciona con una torre destinada al control y defensa del lugar contra las invasiones normandas en la alta Edad Media, en la línea de otras construcciones del entorno, como la torre de A Lanzada (Sanxenxo). No obstante, también se plantea que se trate de la cimentación de la «espadaña» o campanario de la iglesia existente.

Se trata de los dos elementos de mayor duración en el tiempo de todas las construcciones aquí existentes. Parece que la fundación de la iglesia se produce en el siglo VI o VII (aunque los restos visibles actualmente son adscribibles a la baja Edad Media) y se abandonará en el siglo XVII. Ocupa la parte central del yacimiento y se trata de un edificio rectangular con un sola nave y cabecera cuadrada. Asociada a la iglesia surge la extensa necrópolis/cementerio, en donde se han documentado más de 1600 inhumaciones.

De la factoría se descubrieron 4 piletas en torno a un patio. Parece datarse entre finales del siglo I e inicios del II. Las piletas presentan una forma cuadrangular con unas dimensiones de 1,5 x 1,5 m de planta y 1,5 m de profundidad. Los restos de la factoría se extienden hacia el sur (tierra adentro), justo por debajo de la actual carretera de acceso a la zona y que actualmente protege los restos.