null Yacimiento - Castro de Troña

Saefes y oestrimnios

El castro de Troña se localiza en un rellano a modo de espolón, en una de las estribaciones de los Montes da Picaraña, dominando un amplo sector del valle medio del río Tea.

La croa del castro estuvo ocupada entre los siglos VI-V a.n.e. hasta el siglo I. El segundo recinto estuvo ocupado entre los siglos II-I a.n.e. hasta el siglo I, con una reocupación durante el siglo III. En el siglo XVIII se construye en la parte superior del castro una iglesia dedicada al Dulce Nombre de Jesús.

El poblado tiene forma elíptica u ovalada, con amplias terrazas en su pendiente oeste y un complejo sistema defensivo formado por murallas, foso y parapetos.

Las excavaciones realizadas hasta ahora han documentado los lienzos de la muralla que rodean la croa y la primera terraza; el torreón de la primera muralla en su parte este; un profundo foso excavado en la roca en la parte este por donde pasa la pista que conduce al castro; dos pequeños parapetos formados por piedra y tierra, que protegen al castro por su lado noreste junto con numerosas estructuras habitacionales en la parte alta poblado. En uno de los afloramientos de la croa del castro se localiza un grabado que representa una serpiente en posición heráldica. Esta serpiente está relacionada con ritos y cultos ofiolátricos llevados a cabo por los pueblos denominados en la bibliografía tradicional como Saefes y Oestrimnios.

Posiblemente poseía una o varias entradas que hasta el momento no han sido localizadas, pero que podemos suponer que estaban situadas, una al este junto al torreón de la primera muralla y la otra hacia al oeste en la segunda muralla.

Este castro se descubre a principios del siglo XX al realizar las obras de apertura de la pista que sube por la ladera norte hacia la capilla situada en la croa.

Un entorno privilegiado

La ubicación del castro de Troña controlando las fértiles tierras del valle del río Tea, convierten dicho entorno en un territorio privilegiado.

La explotación agrícola intensiva, la ganadería y actividades como la pesca o la explotación del oro dotaban a este yacimiento de recursos y riquezas que propiciaron su desarrollo como uno de los poblados fortificados más importantes de esta zona de la actual provincia de Pontevedra.