Villa romana, factoría de salazón, iglesia y necrópolis
A pesar del interés del lugar, es poco lo que conocemos sobre él. Las campañas realizadas en el yacimiento en el pasado no fueron desarrolladas con una metodología arqueológica adecuada, y ahora pueden visualizarse restos de muchas estructuras de diferentes momentos cronológicos sin que el visitante pueda hacerse una idea clara de la evolución del yacimiento. A la espera de intervenciones futuras que amplíen el área excavada, puede establecerse una datación preliminar entre el I y el XVII.
Los datos de las intervenciones precedentes hablan de la presencia de una factoría de salazón quizás en relación con una villa tardorromana (o anterior a la misma). Posteriormente, y sobre los restos del asentamiento romano, se erigiría un edificio de carácter eclesiástico y una necrópolis de inhumación (algunas de las tumbas pueden verse todavía en la actualidad). Finalmente se instalaría una torre y se monumentalizarían las estructuras, quizás en relación con la vigilancia de la ría de Arousa ante la amenaza vikinga.
Uno de los hallazgos más singulares del yacimiento es la conocida como “moneda de la Translatio” datada en el siglo XII y donde se representa por primera la leyenda del traslado del cuerpo sin vida del apóstol Santiago desde Palestina a Santiago de Compostela atravesando el Mediterráneo, la fachada atlántica y la ría de Arousa hasta llegar a Santiago de Compostela. en una barca origen del Camino de Santiago. En el momento de acuñación de la moneda se están iniciando las obras de construcción de la catedral de Santiago y es el momento de surgimiento del mito jacobeo que hoy en día trae a miles de peregrinos y peregrinas que recorren la provincia de Pontevedra por el Camino de Santiago.
La acción del mar
El yacimiento se localiza al lado de la playa do Carreiro, al pie de una colina rocosa e inmediatamente al sur de un pequeño curso fluvial que desemboca en la misma playa. Los restos arqueológicos están situados en un tramo bajo de costa y protegidos por la Punta do Castriño al oeste y por la Punta de Barceliña y las islas Barceliñas al este. Entre ambas puntas existe una línea de afloramientos graníticos que protege el frente costero de los embates del océano, aunque cada año sufre la acción natural del mar que ocasiona daños y pérdidas irrecuperables.